Hace mucho tiempo que quiero tratar este tema porque considero que es muy importante para los pacientes que viven cada día con una enfermedad autoinmune y sí tienen orientación sobre los tratamientos, el estilo de vida que deben seguir (lo que deben o no deben comer y hacer) y mucha más sobre las complicaciones que pueden tener sus enfermedades. Pero muy poca sobre cómo cuidar su piel cuando están en tratamiento farmacológico para este tipo de enfermedades. Y sobre cómo puede afectar a la salud de su piel y a su vez, el estado de su piel en su autoestima.
Desde un Artritis Reumatoide, a un Crohn, una Colitis Ulcerosa, un síndrome de Beçhet, o de Sjögren, son muchas la enfermedades y los pacientes y muchas las preguntas a resolver…
Porque un enfermo no tiene que tener aspecto de enfermo y porque cuidar su piel, además de su salud, no es restarle importancia a la enfermedad, sino aprender a vivir con ella con mejor calidad de vida y sintiéndose bien consigo mismo cada día.
Sobre este tema recibo muchas consultas y nunca me he lanzado a escribir un post, pero creo que puede resultar útil a muchas personas que desde sus casas quizá no se atrevan a preguntar a su farmacéutico sobre cómo cuidar su piel, o a su médico especialista, porque incluso me atrevería a decir que por miedo a que se les tache de frívolos por preocuparse por su piel, además de por su enfermedad.
Los distintos tratamientos, antiinflamatorios e inmunosupresores, que se pautan a lo largo de la enfermedad que acompaña a la persona, porque la enfermedad acompaña a la persona y la persona no es un enfermo de por vida aunque tenga una enfermedad crónica. Hay rachas y temporadas mejores y peores pero uno está enfermo, no es un enfermo, esto hay que puntualizarlo. Bueno, pues bien (tras esta reflexión totalmente a título personal que me he permitido la licencia de añadir) estos medicamentos sabemos que tienen muchos efectos secundarios en el organismo, y también los tienen en nuestra piel. Debemos conocer cuáles son las necesidades distintas que tendrá nuestra piel en épocas que estemos con dosis más altas de medicación y la influencia de los factores externos como por ejemplo el sol, junto con estos medicamentos.
Cuando estamos en tratamiento con medicamentos como corticosteroides, metotrexato, ciclosporina, sulfasalazina, mesalazina, entre otros tratamientos antiinflamatorios e inmunosupresores prescritos por especialista en este tipo de enfermedades autoinmunes, pueden aparecer o no, algunos de estos efectos secundarios en nuestra piel; enrojecimiento, urticaria, dermatitis, erupciones, hirsutismo, acné,… Vamos a ver qué podemos hacer con cada uno de ellos.
Algunos síntomas muy comunes y molestos que conoceréis bien; son el rubor y calor en el rostro, sobre todo en temporadas en las que estemos con dosis altas de medicación como corticosteroides, o inmunosupresores como la ciclosporina. Este síntoma es normal, pero como digo incómodo y poco se puede hacer para evitarlo, pero sí podemos tratar de controlarlo utilizando ciertos cosméticos específicos para piel sensible y con rojeces, que mejorarán la salud de la piel y prevendrán que el enrojecimiento empeore. Por ejemplo; el agua micelar Sensibio AR de Bioderma, el fotoportector solar Photoderm AR SPF50+ y la BBcream con color de la misma línea Sensibio AR de Bioderma, el sérum antiedad y antirojeces de Neostrata. Y para días en que la piel esté más alterada por la suma de la medicación y agresiones externas como frío, viento o sol, también la crema Sensibio Forte de Bioderma.
Otro síntoma, derivado de estos tratamientos es el hirsutismo; es el crecimiento excesivo de vello sobre todo facial en patillas, labio superior, tórax, etc… este vello es un efecto secundario de la medicación que una vez finalicemos el tratamiento desaparecerá y caerá. Mientras tanto, dependiendo del grado de preocupación y cómo nos afecte podemos consultarlo con el médico. No recomiendo depilarlo si tenemos la zona extremadamente sensible, pero en algunos casos sí puede ser la solución.
Algunos de estos medicamentos pueden producir acné. En estos casos, si se trata de pequeños brotes o de un aumento en la producción de sebo de la piel, quizá sea suficiente con modificar nuestra rutina cosmética, incorporando tratamientos adaptados a este estado temporal de la piel. Limpiando la piel a diario con un gel sin jabón para pieles con tendencia acneica, como Sébium de Bioderma. Si se trata de acné más grave deberemos consultarlo con el médico y valorar el tratamiento.
Erupción cutánea, dermatitis y urticaria: Frente a este tipo de reacciones hay que consultar con el médico, porque en algunos casos puede controlarse con otros tratamientos, o puede condicionar incluso la retirada del medicamento.
Piel sensibilizada por la medicación: en estos casos tenemos que buscar una hidratación específica para pieles sensibles, como puede ser el fluido Sensibio TolerancePlus de Bioderma, o líneas como la hidratante y calmante Creme Fraiché de Nuxe. Si además nos preocupa el hecho de no poder incluir ninguna crema antiedad en nuestra rutina, porque muchas de ellas nos pueden producir reacción o picar debido a los excipientes o perfumes, podemos recurrir a estas opciones, que además son excelentes tratamientos antiedad, mejorarán la salud de nuestra piel, la protegerán del envejecimiento y tienen una excelente tolerancia. Mi recomendación es aplicar antes de la crema un sérum como Matricium de Bioderma y/o alguna de las prebases regenerantes de Biomimetic Cosmetics PBT, que también son hipoalergénicas.
En diferentes seguimientos con pacientes en tratamiento farmacológico y que han mostrado poca tolerancia a diversas cremas, he observado que la combinación de: Matricium + Tolerante Plus de Bioderma + protector solar, da muy buenos resultados y la piel recupera luminosidad, resistencia y elasticidad.
Importancia de la protección solar: muchos de estos medicamentos son fotosensibilizantes, por eso durante el tratamiento crónico debemos utilizar un protector solar a diario, adaptado a nuestro fototipo y tipo de piel. Pero incluso durante los meses de invierno es recomendable utilizarlo, ya que además en muchos casos estos tratamientos se asocian a anticonceptivos orales que también son fotosensibilizantes. A largo plazo estaremos protegiendo nuestra piel de las manchas y también del fotoenvejecmiento. Os recomiendo elegir el protector más adecuado según si tenéis rojeces, piel sensible, etc… Dentro de los específicos de Bioderma podréis encontrar el más adecuado a vuestras necesidades.
ALGUNOS CONSEJOS MÁS:
– No utilizar exfoliantes o peelings si la piel está más sensibilizada o enrojecida durante el tratamiento. Si queréis limpiarla en profundidad, es preferible utilizar mascarillas de arcilla suaves. Como la mascarilla purificante de rosa de Nuxe, o para pieles mixtas-grasas la mascarilla purificante y seborreguladora de Sehaqui.
– A continuación, suele funcionar bien aplicar una buena mascarilla calmante e hidratante, como Creme Fraiché de Nuxe o Hydrabio Bioderma. Es muy importante que la piel mantenga un nivel óptimo de hidratación para que esté más protegida y sea más resistente.
– También es importante saber:
El zumo de pomelo y el hipérico (o hierba de san Juan) interaccionan con estos medicamentos, así que debéis tenerlo en cuenta si los estáis tomando para evitar que reduzcan la eficacia del tratamiento. Dicho sea de paso, también interaccionan con los anticonceptivos orales, así que es preferible sustituirlos por otros por precaución.
Si os parece interesante este post os animo a compartirlo (aunque sabéis que no suelo hacerlo) pero quizá podáis ayudar a alguien cercano, sin ni siquiera saberlo.
También quiero recordar que la información de cada post es general y por supuesto, después cada caso es diferente y concreto y requiere un consejo y atención personalizada.
¡Enhorabuena Paz. Interesante y útil el post, como siempre!
¡Muchísimas gracias Montse!
Un abrazo,
Paz.