Muchas veces me han preguntado qué es mejor exfoliarse o hacerse un peeling…y son diferentes, pero complementarios. Ambos favorecen la limpieza y renovación de nuestra piel.
Pero la frecuencia con la que nos exfoliamos o nos hacemos un peeling variará mucho según el tipo de piel, por eso siempre nos debe aconsejar alguién experto en dermocosmética.
En general, las pieles mixtas a grasas pueden exfoliarse entre 1 y 2 veces por semana, mientras no presenten otros problemas de piel.
Y las pieles normales a secas pueden exfoliarse 1 vez por semana, o cada 15 días. Mientras no se trate de pieles sensibles o que tiendan a enrojecer.
La exfoliación es un preceso físico y con él sólo retiramos algunas células muertas de las capas más superficiales. Ayudamos a mantener limpio el poro, y la piel estará más suave.
Os recomiendo dejar el exfoliante dentro de la ducha para realizar el proceso correctamente por todo el rostro, y retirarlo sin dejar restos en el pelo, cuello, etc…Además lo asimilaréis al proceso de limpieza de forma más cómoda.
En cambio, el peeling es un proceso químico y más profundo, ya que eliminamos mayor número de capas de piel. Además es beneficioso porque ayudamos a la renovación celular, a la eliminación de manchas e impurezas, a reducir pequeñas arrugas, y a alisar y afinar la epidermis que se hace gruesa por efecto del fotoenvejecimiento.
El peeling sólo debe realizarse un par de veces al año, con el producto adecuado al nuestro tipo de piel. Y debe utilizarse un fotoprotector porque la piel nueva es más frágil al daño solar.
Pero es un procedimiento que os recomiendo realizar, a las que aún no lo habéis probado, al menos una vez al año, porque el resultado que obtendréis es una piel más fina y luminosa.