El envejecimiento de la piel es algo que sabemos que debemos prevenir, pero existe más de un tipo de envejecimiento cutáneo. Y nos llevará un par de posts poder explicar las diferencias y las formas que tenemos para prevenir cada tipo de envejecimiento. Y cómo podemos intervenir en unas más que en otras…
Nuestra piel envejece por 3 CAUSAS diferentes:
1 – Por el paso del tiempo o ENVEJECIMIENTO CRONOLÓGICO.
2 – Por la acción del sol o ENVEJECIMIENTO FOTOINDUCIDO.
3 – Por procesos HORMONALES que ocurren en nuestro organismo en determinadas etapas de la vida.
Por eso, en primer lugar definiremos lo que es el ENVEJECIMIENTO: es un fenómeno fisiológico e inevitable que sucede en todo el organismo y que se pone de manifiesto, de manera evidente en la piel, a partir de los 25-30 años. Es un proceso complejo que depende de muchos factores y que implica un enlentecimiento de la renovación celular, la degeneración de las estructuras de la piel y la disminución progresiva de la producción de sustancias que dan soporte a los tejidos.
Los efectos que produce son: arrugas, pérdida de tono y densidad, y variaciones de la pigmentación de la melanina. Éstos se manifiestan en diferentes momentos de la vida de cada persona y evolucionan con una velocidad que depende de muchísimos factores. Y en gran parte, relacionados con una excesiva producción de radicales libres que producen un endurecimiento de las proteínas de la dermis, como el colágeno (glicoxidación).
1 – Empezaré hablando del ENVEJECIMIENTO CRONOLÓGICO, que está programado genéticamente independientemente del sexo. Pero que puede intensificarse a causa de muchos factores: las radiaciones solares, la contaminación, cambios bruscos de temperatura, viento, insomnio, tabaco, alimentación, enfermedades, etc.
¿Qué cambios ocurren en la piel durante el envejecimiento programado?
Las arrugas y el descolgamiento de la piel son las manifestaciones más visibles de las modificaciones que tienen lugar en la epidermis y en la dermis. En el envejecimiento cronológico la división celular se hace más lenta, y por tanto la renovación de la piel es menor con los años. Así que las células muertas se acumulan en la capa más superficial, formando una capa densa y compacta. Además, la deshidratación también es un signo claro de la piel envejecida, por eso tiene una apariencia árida y arrugada. Y en las capas más internas las células sintetizan menos elástina y colágeno y se reproducen más lentamente, por lo que la piel aparece laxa, con falta de fuerza, sin densidad y con poca tonicidad, lo que solemos llamar pérdida de firmeza. Que suele ser más marcada en zonas como el interior de los brazos, piernas y cuello. La piel también disminuye su metabolismo con lo que se acumulan más toxinas, y se hace más fina y produce menos sebo, por lo que suele volverse más seca. Disminuye la síntesis de vitamina D, la actividad vascular y la regulación de la temperatura. Por todo esto, la piel envejecida está menos protegida de las agresiones que la piel joven, y precisa unos cuidados especiales.
2. El ENVEJECIMIENTO FOTOINDUCIDO: este tipo de envejecimiento de la piel es muy diferente del anterior, la piel se deteriora muchísimo más. La ventaja es que podemos prevenirlo de forma muy eficaz, ya que lo producen las radiaciones solares, especialmente las UVA, por eso debemos utilizar SIEMPRE fotoprotectores que contengan filtros solares para la radiación UVA. Este tipo de envejecimiento causa elastosis actínica; es la degeneración de las fibras elásticas de la piel, debida a una exposición prolongada a sol. La piel se vuelve áspera, amarillenta, pigmentada de forma irregular, seca y desvitalizada, con arrugas muy profundas y con capilares visibles. Se ve más claramente en las zonas expuestas al sol, como cara, manos, escote, cuello, etc.
A diferencia del proceso natural que hemos comentado antes, en el que los procesos se hacían más lentos, aquí se sintetizan más fibras lo normal como si la piel estuviera inflamada y se hace más gruesa, por lo que puede desencadenar en lesiones cancerosas. Y además se producen discromías; es decir, zonas hiperpigmentadas (manchas seniles) se alternan con zonas hipopigmentadas, apareciendo la piel con un aspecto manchado y con un tono poco uniforme.
Así podemos ver los daños solares producido en la piel, cuando se observa con la luz de Wood:
3. ENVEJECIMIENTO HORMONAL: este tipo de envejecimiento sólo se presenta en las mujeres porque se debe a los cambios en la producción de hormonas, entre la premenopausia y la menopausia. Y se acentúan los signos del envejecimiento al haber una disminución de progesterona y estrógenos. Se ha demostrado científicamente que los estrógenos actúan sobre la hidratación, el tono y la densidad de la piel. La disminución de estrógenos provoca:
– Pérdida de colágeno en la dermis (en una proporción del 2,1% anual después de la menopausia), por tanto, pérdida de firmeza.
– Disminución de la elasticidad.
– Menos hidratación.
– Aparición de manchas hipopigmentadas (blancas).
– La unión entre las capas de la piel se hace más fina.
– Disminución de la renovación celular.
La piel del rostro envejece como el resto del organismo, pero de una manera más visible: las arrugas, las manchas, la flacidez y la sequedad son signos claros para nosotros mismos y los demás. Por eso debemos prevenir estos efectos, ya que la piel es nuestra tarjeta de visita.
Este post se lo dedico a mi abuela, que continúa radiante con el paso de los años…
Interesantisimo una vez más!
Muchísimas gracias Teresa.
Un abrazo,
Paz.
Jolin, hay que ver, la peor parte siempre nos la llevamos las mujeres, ainsssss
mas vale prevenir que curar!!!
:)
Hola Carolina.
La verdad es que en cuanto a los cambios hormonales de la menopausia estamos en clara desventaja. Pero debido al tipo de piel masculina, que es más gruesa y tiene más cantidad de colágeno, cuando empieza a perderse, las arrugas que se forman son más profundos y los surcos mucho más marcados. Así que también a los hombres les recomiendo una buena prevención a tiempo y utilizar los cosméticos adecuados a su tipo de piel.
Un saludo,
Paz.