7 consejos imprescindibles sobre protección solar

Sé que en esta época del año, cuando empieza el buen tiempo (que hasta ahora se había resistido a llegar) los seguidores habituales de Blogs de Dermofarmacia, habéis leído ya unos cuantos posts sobre protección solar. Pero creo que es imprescindible hacer hincapié en ciertos aspectos que se nos resisten y todavía no somos conscientes al 100% de realizarlos correctamente. Es en estos puntos clave en los que me he querido centrar para abreviar, porque la lista de consejos inicial era de más de 20. Pero creo que con este resumen será suficiente para que este verano hablemos menos de protección solar y cumplamos más con las recomendaciones adecuadas.

En teoría todos y todas somos muy conscientes de lo bueno del sol y de lo malo, cada vez contamos con más información de calidad a nuestro alcance donde ser desmitifican ciertas afirmaciones, donde se repiten las formas de aplicarnos el solar, cada cuánto debemos renovarlo, etc… Y al parecer todos somos conscientes de la incidencia del cáncer de piel, de su aumento en los últimos años y de los peligros que supone el sol cuando no nos protegemos correctamente, a corto y largo plazo.

Pero, mi pregunta es: “SI SABEMOS TODO ESTO, ¿POR QUÉ NO LO PONEMOS EN PRÁCTICA?”

Me explico, puntualizo y evidentemente estoy generalizando, porque siempre hay personas que se toman este tema muy en serio y son muy meticulosas cumpliendo todas las recomendaciones. Pero lo que me encuentro día a día a pie de mostrador son respuestas como: En invierno no hace falta ponerse protector solar… Por una vez que vaya a las cabinas de rayos UVA no pasa nada… Se me olvida renovarlo pero no me quemo, me lo pongo cuando llego a la playa, para ir por la ciudad no hace falta, no encuentro una textura que me guste, me molestan los solares en la piel, me da miedo que me salgan granos…

Y así, un sinfín de argumentos por los que al final digo que SABEMOS LO QUE TENEMOS QUE HACER, PERO ¿REALMENTE LO HACEMOS?

Parece que saberlo sea suficiente pero que cumplirlo sea cosa de otros, como si el daño solar no nos afectara a todo por igual, o alguien estuviera exento de peligro frente al cáncer de piel. Pero mientras que esto no sea así, debemos cambiar nuestros hábitos y llevar todos los consejos que están a nuestro alcance a la práctica.

7 CONSEJOS:

1. Aplicaremos el protector solar antes de ir a la playa. Solemos decir 30 minutos antes y normalmente no lo cumplimos. Lo importante es hacerlo antes, ni 10 minutos ni 30, sino simplemente aplicarnos el protector solar en casa. En general, lo aplicaremos mejor, podemos aplicarlo desnudos para llegar a todas las zonas, porque en muchas ocasiones en la playa con el bañador o bikini, nos dejamos trozos en el borde de la ropa por dificultad de aplicación o miedo a mancharlo, que acaban siendo los más perjudicados y terminan el día completamente rojos (seguro que os ha pasado alguna vez). Y además el rato que vamos de camino a la exposición ya estamos protegidos, tanto adultos como niños. Por poner un ejemplo típico, en el camino de casa hacia la playa o piscina ya nos está dando el sol y muchas veces el niñ@ ya llega rojo antes de empezar la exposición solar intensa. Pues este tipo de cosas podemos evitarlas.

Y dentro de este punto de aplicación, incluyo la renovación del protector solar, cada dos horas en los SPF50+, cada hora y media en los SPF30 y cada vez que salgamos del agua.

2. También sabemos que las horas de mayor índice de radiación solar es entre las 12 y las 16 horas, pues evitemos estar expuestos al sol en estas horas, en la medida de lo posible. Evidentemente hay personas que por su trabajo no pueden evitarlo, pero sí tomar las medidas necesarias para protegerse; como utilizar sombrero, camiseta y gafas de sol fundamentales porque igual que protegemos nuestra piel, debemos proteger nuestros ojos, que también sufren con el sol. Las cataratas son una enfermedad muy frecuente y la causa más frecuente en el mundo es el sol.

3. Cuando nos ponemos debajo de la sombrilla también nos está dando el sol. Por lo que igualmente debemos aplicarnos el protector solar. Los rayos del sol se reflejen en la hierba, en la arena, o en el agua y nos llegan también, por lo que no pensemos que debajo de la sombrilla, por ejemplo los niños no reciben radiación solar. Esto sólo sería cierto en el caso de que la sombrilla tuviese paredes, y los rayos reflejados no entraran debajo de ella.

4. “Como voy en coche no me da el sol”. Esto tampoco es cierto, porque a través del cristal no nos quemamos pero sí nos fotoenvejecemos, por lo que también recibimos radiación solar y de igual forma debemos aplicarnos el fotoprotector. De hecho, las manos de las personas que pasan muchas horas al volante, son una clara muestra de ello.

5. Cada persona debe utilizar el protector solar adecuado y aplicar la cantidad adecuada. Por una parte adecuado a su tono de piel; es decir, a su fototipo y también a su tipo de piel. No será lo mismo la piel de un adolescente con tendencia acneica, que la de una persona mayor con piel seca. Ni tampoco es lo mismo la piel del rostro que la del cuerpo. En muchas ocasiones buscamos un protector solar para todo y para todos.

Y además teniendo en cuenta la cantidad de producto que deberíamos aplicarnos, no deberían durarnos tanto tiempo.

LA LONGITUD DE UN DEDO DE LA MANO EN PRODUCTO ES LA CANTIDAD QUE DEBEMOS APLICARNOS EN EL ROSTRO, para estar realmente protegidos y que el protector solar pueda protegernos lo que indica en el envase. De lo contrario, por ejemplo un SPF50+ aplicando menos cantidad, ya no nos estará protegiendo el equivalente a un SPF50+, sino mucho menos.

Y PARA UN BRAZO, DOS DEDOS DE PRODUCTO. También dos dedos para el pie y la pantorrilla, dos dedos para un muslo y así para cada parte. Eso es lo que indica el laboratorio. Así es como realmente nos protegerá el protector solar. Pero, ¿cuántos de nosotros nos aplicamos la cantidad suficiente?

Es importante tener en cuenta la cantidad, además de la calidad del fotoprotector.

6. Con los NIÑOS todavía debemos ser más rigurosos en cuanto a los filtros, el tipo de texturas, las cantidades que aplicamos y las veces que se lo renovamos. Además de que no hay mejor forma de educarles en fotoprotección que convirtiéndolo en un hábito desde pequeños.

Los solares pediátricos, para niños se recomiendan a partir de los 3 años. Antes debemos utilizar sólo filtros físicos. Y en este tipo de solares no especificará bebes, porque la normativa dice que a un bebé no hay que exponerlo al sol y es cierto. Pero, por ejemplo, en la zona en la que vivimos, sin exponer al niño al sol, sólo saliendo a la calle ya estará recibiendo radiación solar. Y ya que las defensas de su piel están todavía inmaduras, si va a estar al aire libre es preferible aplicarle un filtro físico que son más seguros dermatológicamente hablando, que no aplicarle ninguno.

7. Nutrición: Somos totalmente conscientes de la importancia que tiene la dieta en nuestra salud y utilizamos diferentes tipos de complementos alimenticios en distintas épocas del año; tanto por salud como por belleza. Por ejemplo; para la astenia, complementos vitamínicos o naturales a base de plantas adaptógenas que nos permiten mantener el ritmo, otros para fortalecer las uñas y tratar o prevenir la caída del cabello, o para las articulaciones, como es tan habitual últimamente el colágeno, hialurónico, etc…

Pues precisamente sabemos que el daño solar produce una oxidación mucho mayor, e incluso personas con intolerancia al sol, tienen una mejor respuesta los meses de verano con los antioxidantes específicos, con las conocidas cápsulas solares. Las primeras se planteaban como cápsulas de bronceado, hace ya años, pero recientemente las formulaciones se han mejorado y muchas de ellas tienen una función más bien protectora, que ADEMÁS NOS AYUDARÁN DESDE DENTRO A PREVENIR EL FOTOENVEJECIMIENTO.

MI RECOMENDACIÓN: Con todo lo que sabemos sobre el daño que produce en la piel la radiación ultravioleta A (UVA) considero innecesario recibir una sesión de radiación UVA intensiva, como es el caso de las lámparas UVA. Siempre exceptuando casos puntuales en los que forme parte de una terapia específica pautada y controlada por el médico especialista.

Espero que os haya resultado interesante y os espero en el próximo post.